Jorge Camil
Se necesita ser estúpido, o desvergonzado, o ambas, para defender a capa y espada los bonos que por 4 mil millones de dólares John Thain, ex patrón de Merril Lynch, otorgó a sus ejecutivos con dinero del rescate bancario. En un mundo que arrojó 75 mil desempleados el mes pasado, este insensato declaró a CNBC que “si no le pagas bien a tu gente se va”. ¿Adónde, grandísimo idiota, si nadie está contratando, sólo despidiendo? Eso nos da la medida de la arrogancia de este torpe, con cara de extraviado, que sufre un alarmante caso de autismo corporativo. ¡Que se larguen todos!, como él mismo fue despedido con cajas destempladas por el consejo de Bank of America al sospechar que había maquillado las cifras de Merrill Lynch antes de la fusión, e incurrido en gastos por más de un millón de dólares para redecorar sus nuevas oficinas.
Desempleado, y cuestionado por los medios, el cara de bobo alegó en su defensa que la oficina asignada por Bank of America no estaba a la altura: “era muy diferente a la decoración a la que estaba acostumbrado en Merrill Lynch”. Y en esas condiciones “le resultaba difícil trabajar”. Por eso decidió remodelar “a como diera lugar”.
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