Ricardo Monreal Ávila
El gobierno federal está mostrando una adicción que no le conocíamos y que supuestamente era una debilidad propia de otras opciones políticas (el populismo, por ejemplo) o una práctica de gobiernos considerados irresponsables o “un peligro para México”: su afición por la deuda pública.
De acuerdo con el Informe sobre la situación de las finanzas públicas al cuarto trimestre de 2008 de la SHCP, el gobierno de Calderón ha incrementado la deuda pública interna, externa y contingente en 969 mil millones de pesos, casi un billón en sus primeros dos años. La recibió en 3 billones 364 mil pesos y ahora supera los cuatro billones (29 por ciento de incremento).
Y esta adicción no parece tener límite. En sólo unas semanas hemos conocido de la contratación tan intempestiva como anticonstitucional (por no estar autorizadas por el Congreso) de líneas de crédito por 78.5 mil millones de dólares: 47 mil mdd del FMI, 30 mil mdd de la Fed (línea swap, que empieza por intercambio de pesos por dólares baratos…, y termina en deuda cuando aquellos deban ser recomprados con dólares caros), y 1.5 mil mdd del BM. Más otros 8 mil mdd del BID que se están contratando.
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