Lo que explica las medidas raquíticas del gobierno frente a la profunda recesión económica es principalmente un diagnóstico probablemente equivocado de la recesión, tanto internacional como nacional.
Desde que no pudo reconocer durante más de un año la recesión y sólo lo hizo cuando su postura llegó a ser insostenible, indica que está muy detrás de los acontecimientos. Peor, como estos acontecimientos violentan su concepción de la economía, sus medidas siempre van a tener el riesgo de ser incompletas o aun erróneas.
Su diagnóstico es que la recesión estadounidense termina este año. Por eso las medidas en su programa llamado “acuerdo nacional” son pequeñas y algunas no se cumplen, como las inversiones en infraestructura.
Luego, en mayo, contra la secuela económica de la influenza, anunció apoyos por sólo 7 mil 400 millones de pesos, cuando las pérdidas de ingreso nacional son seis veces más en sólo 10 días de caída de ventas y actividad.
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