Jairo Calixto Albarrán
Lo mejor de vivir en México es que la cosecha de asombros nunca se acaba. Por ejemplo, jamás me habría imaginado que hubiera alguien tan perverso como para robarse el nuevo libro de Robertico Limonta Madrazo, El despojo, que ha aparecido en el peor momento. Sólo al tabasqueño se le ocurre competir con el Derecho de réplica, que es uno de los catálogos de pedigüeños, vivales y muertos de hambre cuasi humorístico de que se tenga memoria, incluyendo al autor. El ladronzuelo se llevó de mi escritorio no sólo tan caro ejemplar sino que además se carranceó también mi pequeño bote de alcohol en gel que tenía ahí para documentar mi paranoia. Supongo que el voleur se echaba unos buches mientras leía cómo Madrazo, para no ser menos que Ahumada, se autodenominaba febrilmente como el héroe de esta película, papá, al ritmo de Les Luthiers: “Errar es de humanos, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía”.
Leer Nota AQUI