El ex presidente Miguel de la Madrid se retractó de las acusaciones que hizo ayer contra su sucesor, Carlos Salinas, por corrupción y robo al erario. Para efectos de la opinión pública, sin embargo, poco importa la reculación; las figuras públicas construyen su imagen con el tiempo y los hechos. El veredicto ciudadano no cambiará sólo con acusaciones o arrepentimientos.
Desde que Carlos Salinas dejó la Presidencia se le ha atribuido toda clase de autorías intelectuales. Ernesto Zedillo lo responsabiliza de la crisis económica de 1995, mientras Carlos Ahumada lo coloca como el artífice de una supuesta confabulación contra Andrés Manuel López Obrador. Casi todo personaje político de relevancia nacional ha declarado algo o ha sido vinculado de cierta manera con el ex presidente.
No sólo hay suposiciones y mitos. A los procesos judiciales contra Raúl Salinas de Gortari siguió la difusión de conversaciones telefónicas entre los hermanos del ex mandatario y luego de Luis Téllez, antiguo colaborador, cuyas pláticas grabadas señalaron enriquecimiento ilícito. Los personajes involucrados en esos episodios negaron la veracidad de su contenido; empero, en la mente de una persona el mensaje inicial siempre será más fuerte.
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