El PAN lo tiene claro. A la derecha le interesa por sobre todas las cosas el dinero. Y lo que ofrece el PAN es prostitución y droga. No hay panista bueno. Algunos quieren vender la idea de que Calderón es menos malo que otros compañeros suyos de partido que se inclinan aún más a los postulados extremos de la ultraderecha. Compañeros de ideología los tiene también en los otros partidos como salta a la vista. Pero aún siendo esto cierto. Es falso el análisis que no tiene ya nada que ver con la ideología y en cambio todo lo tiene que ver con la corrupción y la impunidad convertidas en reglas incontrovertibles del sistema político que a la mexicana imponen unas cuantas familias mafiosas. Varias de ellas denunciadas por AMLO recién hace unos días. Y, además, Calderón, no lo olvidemos, es un usurpador por decisión propia. Pudo y debió exigir el recuento de votos y si a AMLO hubiera favorecido lo expresado por una inmensa mayoría ciudadana en las casillas, esperar su turno, el que como quien dice, ya se encuentra a la vuelta de la esquina. No habría pasado entonces, como ya pasó a la historia, incluso vinculado a la quema de niños dejados en guarderías convertidas en negocio de su familia.
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