El sábado en la noche, después de que los tiros de Leandro y Dante López se estrellaron en el poste, no pude evitar pensar en la expresión del director general de El Periódico dos días atrás, cuando vio la fotografía los Pumas con Felipe Calderón. “¡Ya los saló!”, dijo Ramón Alfonso, fiel seguidor de los universitarios.
El “presidente salado” comenzó a ser tema de sobremesas desde que Pachuca –equipo al que apoyó públicamente– perdió la final del Clausura 2008, y fue creciendo con cada mala actuación de la selección de Javier Aguirre. Otras tragedias, como la de la guardería ABC, o la alerta sanitaria por la influenza, se sumaron a la mala racha deportiva para configurar, en el imaginario colectivo, una suerte de maleficio sobre “Felipe, el malasuerte”.
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El “presidente salado” comenzó a ser tema de sobremesas desde que Pachuca –equipo al que apoyó públicamente– perdió la final del Clausura 2008, y fue creciendo con cada mala actuación de la selección de Javier Aguirre. Otras tragedias, como la de la guardería ABC, o la alerta sanitaria por la influenza, se sumaron a la mala racha deportiva para configurar, en el imaginario colectivo, una suerte de maleficio sobre “Felipe, el malasuerte”.