El futbol es un deporte de masas que genera pasiones. Es el único de alcance realmente mundial. Se practica en cada rincón del planeta. Desde luego, es mucho más que un juego, como quedó claro ayer, con el triunfo aplastante del seleccionado mexicano sobre su similar estadounidense.
Eduardo Galeano preguntó alguna vez en qué se parece el fútbol a dios. Y él mismo respondió: “En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. No es el caso de Milán Kundera, que está entre los creyentes: “El fútbol, es un pensamiento que se juega, y más con la cabeza que con los pies”. O de Albert Camus: “No hay lugar en el mundo donde un hombre pueda sentirse más contento que en un estadio de futbol". Incluso Antonio Gramsci era un apasionado del futbol, al punto de elogiar "este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre".
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Eduardo Galeano preguntó alguna vez en qué se parece el fútbol a dios. Y él mismo respondió: “En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. No es el caso de Milán Kundera, que está entre los creyentes: “El fútbol, es un pensamiento que se juega, y más con la cabeza que con los pies”. O de Albert Camus: “No hay lugar en el mundo donde un hombre pueda sentirse más contento que en un estadio de futbol". Incluso Antonio Gramsci era un apasionado del futbol, al punto de elogiar "este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre".