María Teresa Jardí
Zelaya es un Presidente elegido por el voto ciudadano de los hondureños. Micheletti es un golpista usurpador, quien luego de un secuestro a punta de armas largas, llevado adelante por militares encapuchados en la madrugada y mientras se encontraba en la cama el único Presidente elegido por el pueblo, para ser trasladado, por militares también, a otro país, se organizó, al servicio de la fascista ultraderecha católica, que detrás del golpe de Estado se encuentra, una toma de posesión en un Congreso integrado por legisladores a modo y bien maiceados --como sucede aquí con el Poder Legislativo mexicano-- rodeado de militares, clara farsa para la telebasura, lo que de ninguna de las maneras puede justificarse como una defensa de la Constitución ni reivindicarse, aunque así lo haga el golpista, como un acto en defensa ni del pueblo ni de la patria.
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