Detrás de la Noticia
Yo digo que es no sólo un estricto derecho sino una feliz obligación. Yo digo que hay que ir no únicamente por los héroes que dieron vida para que tengamos patria, sino por los millones de ciudadanos anónimos que a lo largo de todos estos años han venido construyendo con su voz, con sus marchas y sus votos esto que llamamos democracia: el peor de los sistemas de gobierno, exceptuando todos los demás.
Una democracia que junto a la política han sido degradadas un día sí y otro también en este país. Pero no por sí mismas sino por el uso que de ellas hacen los políticos supuestamente democráticos. Todos, los de cualquier partido, están ahí no para dar soluciones sino para dar vergüenza: cambian de emblema y de convicciones con la misma rapidez con que las hetairas ascienden y descienden la prenda más íntima; igual ensucian todo lo que tocan, sus propios partidos con elecciones fraudulentas y el IFE y el TEPJF con sus cuotas partidistas y toda suerte de trácalas; también estafan a la nación con presupuestos millonarios, sus autos de lujo, sus vinos y comilonas y cuantas prebendas engullen para sus panzas gigantescas; y casi lo peor de todo, viven del engaño, maestros del disfraz y la apariencia son mentirosos de tiempo completo entre ellos y hacia nosotros; con decirles que en unos cuantos años han denigrado no sólo el ejercicio de la política, sino el valor de ese patrimonio común que son las palabras.
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Una democracia que junto a la política han sido degradadas un día sí y otro también en este país. Pero no por sí mismas sino por el uso que de ellas hacen los políticos supuestamente democráticos. Todos, los de cualquier partido, están ahí no para dar soluciones sino para dar vergüenza: cambian de emblema y de convicciones con la misma rapidez con que las hetairas ascienden y descienden la prenda más íntima; igual ensucian todo lo que tocan, sus propios partidos con elecciones fraudulentas y el IFE y el TEPJF con sus cuotas partidistas y toda suerte de trácalas; también estafan a la nación con presupuestos millonarios, sus autos de lujo, sus vinos y comilonas y cuantas prebendas engullen para sus panzas gigantescas; y casi lo peor de todo, viven del engaño, maestros del disfraz y la apariencia son mentirosos de tiempo completo entre ellos y hacia nosotros; con decirles que en unos cuantos años han denigrado no sólo el ejercicio de la política, sino el valor de ese patrimonio común que son las palabras.