viernes, 24 de julio de 2009

Maximatos

Mario A. Medina

La determinación de expulsar de las filas del PRD a todos aquellos que fueron candidatos de otro partido no tiene muchos bordes. Luego de la reunión en Morelia, donde se acordó algo así como una amnistía, Cuauhtémoc Cárdenas ha exigido expulsarlos.

En alguna ocasión, poco después de que Cárdenas dejó de ser Jefe de Gobierno, una persona cercana a él me confió que el ingeniero seguía dando línea. Aquel amigo fue más explícito: “el poder es cabrón, pero la nostalgia por el poder lo es más”. De la historia de este país se recuerda la intentona de Plutarco Elías Calles de perpetrarse en el poder, que le valió que el Presidente Lázaro Cárdenas del Río lo expulsara del país.

El presidente nacional del PRD, Jesús Ortega, afirmó que en su partido “no hay líderes morales” o, dicho de otra manera, “no hay maximatos”. Lázaro Cárdenas es una de las figuras más respetadas de México no sólo por lo que significó la expropiación petrolera, sino toda su obra, incluso más allá de su mandato. De ésta fue beneficiario su hijo Cuauhtémoc, a quien no se le puede regatear que, con muchos otros, abrió brecha a la democratización del país. En su carta “Un último llamamiento”, Cuauhtémoc habla del “descrédito y pérdida de autoridad moral del PRD”, de “reflexionar autocráticamente” y “revertir la envestida reaccionaria y entreguista”. Tiene razón, pero llama la atención su insistencia en que el PRD tome “decisiones políticas de gran alcance” y “sancione sin contemplaciones toda violación a la legalidad”. Lo que exige es la expulsión de Andrés Manuel López Obrador. ¿Será porque AMLO creció demasiado?

Si se aplicara alguna sanción derivada del llamamiento de Cárdenas ¿qué hubiera pasado con él por no haber ido más lejos con el fraude de 1988; por su visita secreta a Carlos Salinas en Los Pinos; por no haber visto ni oído el reclamo del fraude que López Obrador denunció en 2006; o por sus silencios frente a las administraciones panistas?
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