martes, 4 de agosto de 2009

Desigualdad: la herida abierta

Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia

Es el más grande de nuestros desafíos. La gran atadura con el pasado. El mayor dolor del presente. El gran lastre para el futuro.

La desigualdad no sólo nos define sino que nos fragmenta como país. Y hoy ya no es un asunto de conmiseración —pobres de los pobres— sino de mercado. A nadie le conviene que haya tantos pobres porque luego quién compra; peor aún, a nadie le conviene un país tan desigual porque puede estallar en cualquier momento.

Todavía más, descarnadamente, la desigualdad tiene un costo inmenso para la nación. Y no hablo sólo de una carga moral colectiva, sino de cientos de miles de millones de pesos que cada año este país tiene que subsidiar a los más pobres; casas misérrimas de interés social; camas de hospital para enfermedades curables, si no fuera por la desnutrición; escuelas deficientes que, sin embargo, cuestan y mucho.
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