En algún lugar inmenso, cuyos límites trascienden el punto sin retorno, no existe la mesura ni la proporción, no se aplican los principios de la ética y la justicia es un fantasma ciego y pusilánime; en ese territorio insondable se erige un estado de excepción, una monstruosidad interminable donde residen todos los vicios y todas las versiones de la corrupción…
Dicen los que sabe que el poder ejerce una extraña fascinación que logra igualar a todos los que lo ostentan, que ahí surge la incongruencia entre el discurso y el proceder de la clase política, y que la perversidad se contrae cuando se incursiona en el exclusivo círculo del poder.
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Dicen los que sabe que el poder ejerce una extraña fascinación que logra igualar a todos los que lo ostentan, que ahí surge la incongruencia entre el discurso y el proceder de la clase política, y que la perversidad se contrae cuando se incursiona en el exclusivo círculo del poder.