Después de casi dos décadas de pretender explicarme por qué en México el discurso y la realidad no tienen nada que ver, el secretario de Hacienda Ernesto Cordero me dio hace unos días la pista que iluminó mi ignorancia.
En declaraciones para justificar los aumentos a la gasolina, afirmó que ellos no tendrían que significar incremento de precios en otros rubros. Así lo dijo: “No deberían de reflejarse, al menos técnicamente, en el precio de los bienes”.
Allí está el detalle, como decía Clavillazo. Para nuestros funcionarios una cosa es lo que se quiere que suceda y otra lo que realmente sucede. Su “no debería” hace que la realidad sea la equivocada y de eso ellos no tengan la culpa. |