jueves, 14 de enero de 2010

Influenza A/H1N1 y la industria farmacéutica. La promoción de la pandemia: Asa Cristina Laurell

* Expertos cuestionan la base científica de Tamiflu, indica

* Efectos secundarios sin publicar, señala

* Experto de la OMS ligado a grandes corporativos farmacéuticas, opina

Las controversias sobre la Influenza A/H1N1 son cada día más intensas. La
British Journal of Medicine (BMJ) abrió con nueva fuerza el debate en su
publicación del 8 de diciembre, 2009, donde reporta los hallazgos sobre la
utilidad de oseltamivir (Tamiflu y Zanamivir) para prevención y
tratamiento de la Influenza humana, detalló la secretaria de Salud del
Gobierno Legítimo de México, Asa Cristina Laurell.

Recordó que BMJ dedicó su editorial y dos artículos al tema. El primer
artículo relevante es la nueva revisión al respecto de Cochrane
Collaboration (CC), reconocido como la autoridad mundial en “Medicina
Basada en Evidencias”, y el segundo que analiza la solidez de los estudios
publicados sobre el mismo tema.

Indicó que así la revisión sistemática de la literatura científica sobre
la utilidad de oseltamivir demostró que no tiene efecto profiláctico con
respecto a la llamada “enfermedad similar a la influenza” o la influenza
sin síntomas.

Tampoco se mostró eficiente para reducir la pulmonía como complicación de
la influenza. Sólo se demostró que tiene cierto efecto en casos de
influenza confirmados por laboratorio. El único efecto secundario
registrado fue nausea pero ocho estudios sobre complicaciones no han sido
publicados, alertó la secretaria de Salud.

Opinó que lo que empezó como una revisión rutinaria de CC resultó en
revelaciones muy importantes sobre la ingenuidad de las revistas
científicas respecto a la veracidad de los datos presentados en artículos
aprobados por sus revisores científicos.

Otro hallazgo revelador del estudio de CC, prosiguió, fue que todos los
estudios publicados y/o sus autores habían recibido apoyo de la compañía
farmacéutica Roche que produce Tamiflu al igual que los estudios no
publicados sobre sus efectos adversos.

El equipo de Cochrane se dio a la tarea de conseguir los datos necesarios
para verificar las afirmaciones de que oseltamivir hace bajar las
complicaciones serias de la influenza como la pulmonía. Para ello entró en
contacto con Roche y varios de los autores de los artículos publicados. No
obtuvo los datos pero descubrió que la base pública de evidencias sobre
este medicamento de salud pública es fragmentada, inconsistente y
contradictoria, explicó

Expuso que lo antes señalado hace constatar que: “no estamos seguros que
oseltamivir ofrece ventajas terapéuticas o de salud pública sobre
medicamentos baratos y de fácil acceso como por ejemplo la aspirina”.

Señaló que también descubrió que la información que Roche ofrece sobre
Tamiflu en los EUA es diferente y más amplia que la ofrecida al resto de
los países; reconoce entre otras cosas que no está comprobado que Tamiflu
reduce las complicaciones de la influenza.

Mencionó que con respecto a las reacciones adversas la llamada “base de
seguridad” de Roche contiene 2 mil 466 reportes de reacciones adversas
neuro-psiquiátricas de las cuales 562 están clasificados como “graves”.

Las conclusiones que saca el equipo de CC de esta experiencia es que deben
ponerse a disposición la base completa de datos utilizada por los autores
a los revisores de artículos de revistas científicas y permitir que se
pueda verificar los datos incluidos o excluidos en los artículos,
recomendó Asa Cristina Laurell

“Es decir, se requiere que la base científica sobre la efectividad y los
daños de los medicamentos sea pública y abierta al análisis
independiente”, enfatizó al resaltar que para los ciudadanos y las
autoridades sanitarias, internacionales y nacionales, el problema es
inmediato y de gran importancia.

Propuso que en primer lugar deben tener certeza de que no se usen
masivamente medicamentos con posibles reacciones adversas, máxime cuando
no tengan un efecto positivo comprobado.

En segundo lugar, dijo, no se debe gastar cuantiosos fondos públicos en
medicamentos con fines de salud pública sin evidencias firmes de su efecto
positivo. En México, detalló, se han gastado 460.5 millones de pesos del
presupuesto público en Tamiflu y Zanamivir –135.7 en 2005 y 324.8 en
2009—según información conseguida a través del IFAI.

Vacunas cuestionadas

La secretaria de Salud manifestó que la controversia no se restringe a los
medicamentos. Actualmente el Consejo Europeo está abriendo una
investigación sobre la vacuna contra la Influenza A/H1N1 a iniciativa del
eurodiputado y médico Wolfgang Wodarg.

Citó que Wodarg argumenta que desde abril de 2009 era evidente que el
nuevo virus no era más peligroso que otros mutantes e incluso los datos
epidemiológicos apuntaban a su poca contagiosidad y baja letalidad.

“Afirma que las victimas entre los millones de personas inútilmente
vacunadas deben ser protegidas por sus gobiernos. Con esta finalidad deben
presentarse evidencias científicas independientes y transparentes”, señaló
Laurell.

Describió que parte de las sospechas sobre la vacuna recaen en el llamado
“Dr Flu”, el holandés Albert Osterhaus, que es uno de los principales
asesores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en esta materia.

Este personaje, comentó, ha estado presente en todos los episodios de
influenza durante una década según Engdahl (www.engdahl.oilgeopolitics.net
/Swine_Flu/Flu_Pope/flu_pope.html#FluPope). “En 2003 fue activo animador
en los medios de comunicación de la idea del enorme peligro que
representaba la Influenza Aviar—SARS; influenza que finalmente causó 282
muertes y 467 enfermos en el mundo entre 2003 y 2009 según datos de la
OMS”.

Apareció de nuevo con la Influenza A/H1N1, ahora como asesor de la OMS, y
promovió insistentemente la declaratoria de una pandemia y la necesidad
urgente de fabricar una vacuna contra la nueva cepa y eximir a los
laboratorios de las pruebas clínicas normales por la urgencia, detalló.

“La declaratoria de pandemia fue muy discutida particularmente en vista de
que recientemente la OMS había quitado de su definición que para hacerlo
el nuevo virus debería de tener una tasa alta de morbilidad y mortalidad.
La OMS ha desmentido está información”, precisó.

El problema con Osterhaus es que existen indicios muy fuertes de sus ligas
con los grandes corporativos farmacéuticos. Una de las evidencias es que
fue el presidente de la asociación privada “Grupo de Trabajo Europeo sobre
la Influenza”.

Explicó que este grupo está financiado por las mismas empresas que
producen los medicamentos y vacunas contra la Influenza que los gobiernos
están obligados a usar cuando la OMS declara una pandemia.

Indicó que en dinero el periódico francés L´Humanité estima que los
grandes ganadores son las empresas GlaxoSmithKline, Novartis y
Sanofi-Aventis que han tenido ingreso extras durante el cuarto trimestre
de 2009 de mil 850 millones de euros (34.5 mil millones de pesos).

Sostuvo que el gobierno mexicano había gastado un aproximado de mil
millones en vacunas hasta noviembre de 2009 repartidos entre Sanofi y
GlaxoSmithKline. En total los recursos del presupuesto federal gastados en
la Influenza A/H1N1 son 955.8 millones del Fondo de Gastos Catastróficos
más el gasto en vacunas, o sea, cerca de dos mil millones de pesos.

“Es dinero gastado sin una base científica que demuestra su efectividad y
sin la certeza que no tenga efectos dañinos para la población”, indicó.

Concluyó que estas evidencias actualizan además una estricta regulación
del cabildeo privado ante el Congreso y los gobiernos ya que es un
mecanismo para vender acciones públicas dirigidas a la población.