Las reformas políticas anteriores de 1977, 1994 y 1996 fueron incluyentes. Se hicieron para estabilizar el sistema político. La reforma actual que propone el Ejecutivo está más hecha para posicionar al gobierno frente a la opinión ilustrada que para recuperar autonomía estatal y reconectar a las instituciones con la sociedad. Si la sociedad y la oposición no logran modificar su curso, ni habrá reforma ni se transferirá poder al ciudadano.
La reforma de 1977 (ley electoral y amnistía) fue hecha para abrir espacios en el parlamento a la izquierda que combatía en las calles. La de 1994 (tregua con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional e inicio de la autonomía del Instituto Federal Electoral) convirtió una rebelión en una oportunidad de transición. La reforma de 1996 (autonomía del IFE, Tribunal y no injerencia del gobierno federal) ayudó a canalizar la inconformidad por la crisis económica e hizo posible la alternancia. |