A raíz de la pérdida del registro del Partido Popular Socialista desde 1997, el único partido que se distinguía por su definición ideológica clasista y por los esclarecidos debates que ofrecía en la Cámara de Diputados siempre a favor de los intereses de la clase trabajadora, las clases marginadas se quedaron sin voz verdadera en el Congreso y en todos los órganos de gobierno. Hoy, sin ningún contrapeso ideológico de calidad, todos los poderes de la unión están secuestrados por la oligarquía gobernante y las fuerzas políticas neoliberales dominantes en beneficio exclusivo de sus intereses. En verdad el panorama es desalentador, pero, ¿acaso significa esto que las transformaciones sociales son imposibles ahora? ¡No!, de ninguna manera están canceladas. Porque estamos convencidos que no es desde el poder establecido de donde surgirán las iniciativas de las grandes transformaciones sociales que demanda con urgencia la nación. Es, como en todos los tiempos, de los marginados sin voz, de las clases sufrientes, donde tendrán que iniciarse los grandes cambios sociales y la consecuente liberación de la ominosa dictadura que padecemos; esto siempre y cuando, de la acumulación de fuerzas populares resulte un frente nacional organizado que logre establecer un programa que le de una dirección adecuada a la espontaneidad de las masas. La liberación de la clase obrera tendrá que ser obra de ella misma: Karl Marx; Sólo el pueblo puede salvar al pueblo: López Obrador. Teniendo en cuenta estas premisas fundamentales es como trataré de abordar de manera breve la pretendida reforma política que actualmente impulsa Felipe Calderón. |