Varias campañas y estudios vuelven a cuestionar la sostenibilidad de los biocarburantes
17-02-10
“El uso de cultivos para conseguir combustible para coches aumenta el hambre y no sirve para ayudar a detener el cambio climático”. Parecía que las campañas contra los biocarburantes habían rebajado su intensidad, pero la crítica sigue viva, y un último informe de Ayuda en Acción y ActionAid se muestra así de contundente en sus conclusiones.
En pocos días, apenas los que llevamos de febrero, se han concentrado al menos cuatro noticias que cuestionan el desarrollo de los biocarburantes. Campañas y declaraciones de Ayuda en Acción y Amigos de la Tierra, un estudio de la Universidad de Kassel (Alemania) publicado en la edición digital de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y los efectos del fin de las exenciones fiscales a los biocarburantes en el Reino Unido les vuelve a mostrar con la peor imagen ante la opinión público.
Comida o gasolina: el impacto de los biocombustibles industriales en las personas y el hambre en el mundo es el título del informe que ActionAid y Ayuda en Acción han presentado hoy mismo. Las críticas se dirigen sobre todo a la Unión Europea (UE) y a su compromiso de alcanzar en 2020 el 10% de utilización de fuentes renovables en el transporte, biocarburantes incluidos. Según Tim Rice, autor del informe, si se cumplen estos objetivos “hasta 100 millones de personas más podrían pasar hambre”, debido a las necesidades de tierras cultivables para producirlos.
Ambas ONG señalan que “el uso de biocombustibles industriales tiene un impacto desastroso sobre el mundo en desarrollo porque las multinacionales han adquirido terrenos a gran escala. En todos los países en vías de desarrollo las empresas de la UE disponen ya o están en negociaciones para adquirir al menos 5 millones de hectáreas”.