13/JUNIO/2008
PLAZA PÚBLICA
Guillermo Ortiz y el PAN
MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA
Todo empezó con una expresión en apariencia casual, en que el presidente Felipe Calderón deseó, como podría hacerlo cualquier persona, una disminución de las tasas de interés. Tras explicar que para competir en la economía global se requiere que en México haya créditos baratos, dijo simplemente que “ojalá” -quiera Dios, que tal es el significado de ese vocablo- el Banco de México “tenga esa consideración”.
Calderón hablaba el 4 de junio ante un auditorio desprevenido, compuesto por estudiantes de bachillerato en Tehuacán, Puebla, difícilmente atentos a las vicisitudes de la economía nacional (aunque, con sus familias, no exentos de sus efectos). Calderón no se dirigía en realidad a ellos, sino al público de los medios y, en particular, al gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, quien apenas días atrás había explicado que en un momento en que la inflación va en alza, difícilmente se pueden bajar las tasas de interés. En su discurso en Tehuacán, Calderón, antes de hablar de menores tasas de interés,Leer mas