Por aquello que se le “va ganando” la guerra al crimen organizado (fuera de las instituciones), el martes llegaron por servicio de mensajería bien empacadas, en hielera y todo, cuatro cabezas (humanas), a una sede de la policía en el estado de Chihuahua. Imaginemos lo que no habría llegado por correo postal certificado si no se fuera ganando “la guerra”. ¡Ni para qué pensarlo!
Por Ricardo Andrade Jardí
Mientras el mundo se reorganiza frente a la caída brutal del neoliberalismo, en México nuestros lacayos legisladores insisten en ir maquillando la privatización de los recursos energéticos para que dentro de unos años descubramos que Wal Mart no sólo gana de nuestro petróleo, sino que además lo vende, lo refina, lo exporta y que nos lo revende tres o cinco veces en lo que le costó; como ahora hacen con la electricidad que no sólo la generan, sino que la venden, pese a todos los impedimentos legales y CONSTITUCIONALES, que existen. Pero eso es México: un paraíso de la transa, la corrupción y la IMPUNIDAD, frente a una ciudadanía que cada vez que logra organizarse tristemente lo hace alrededor de figuras públicas que pretenden cambiar el sistema sin romper un vidrio. Sin percatarse o peor aún a sabiendas de que mientras el sistema lo mismo rompe vidrios, que destruye vidas, cancela sueños y esperanzas y juega a la cosmética de la mentira, mientras tortura, reprime y apuesta por la desmemoria de las enajenadas clases medias incapaces de movilizarse, de ninguna forma, ni en acción ni en discurso, en su intento por mantener el “privilegio” del confort a crédito, con el que se compra la conciencia de tantas personas.
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