lunes, 6 de octubre de 2008
El Cataclismo del "Panistán de Fox y Calderón"
Es increíble que los ciudadanos mexicanos no poseamos mecanismos democráticos para una mínima salvaguarda del patrimonio nacional cuando enfrentan las consecuencias de uno de los peores gobiernos, sino es que el peor, del México moderno.
En otros países de Latinoamérica se han implantado los mecanismos de revocación de mandato, como es el caso de Bolivia. Pero también en un país socio de México en el TLCAN, como Estados Unidos, específicamente en California, un gobernador inepto fue desaforado por la voluntad ciudadana para que no siguiera perpetrando mayores calamidades.
La democracia posmoderna es dinámica, no estática. México no se paralizó con la controvertida elección presidencial del 2 de julio de 2006, debido al pésimo manejo del IFE en las manos del reyes-herolista el "mago" Ugalde. Al contrario, en menos de dos años, el panista Calderón -quien supuestamente fue ungido con el triunfo presidencial- hoy goza de una de las `peores reprobaciones de los ciudadanos y no se vislumbra el fondo del precipicio en su abrupta caída de aceptación popular, que seguramente se acelerará todavía más debido a las reverberaciones de la grave crisis financiera global, cuyo epicentro se ubica en EU y que afectará inextricablemente a nuestro país, que ligó su triste suerte a la otrora súperpotencia unipolar, que ha entrado al inicio de su decadencia en todos los niveles de su desempeño.
Se ha vuelto un truismo aseverar que el PAN no sabe gobernar, como ha demostrado durante un sexenio completo, el del locuaz Fox, y en menos de dos años con Calderón, quien resultó mucho peor a lo previsto.
Lo más grave es que en casi 8 años de su aciaga administración del partido azulado ha instaurado lo que pudiéramos denominar el "Panistán", es decir, la peor mezcla de dos fundamentalismos: uno de corte teológico-político -que versa sobre una ideología medieval que ha pretendido imponer a una república jihadista que supuestamente había superado tales contenciosos en el pasado-; y el segundo, la aplicación del fundamentalismo neoliberal librecambista monetarista, obligado por el decálogo del Consenso de Washington, es decir, la voluntad unilateral de EU, debido a los compromisos contraídos por el PAN para acceder a la presidencia en donde le vendió su alma al Diablo.
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arquera