Línea ágata
Juan R. Menéndez Rodríguez
“He hablado con Vicente Fox,
el nuevo Presidente de México,
para tener petróleo que enviar a
Estados Unidos. Así no dependeremos
del petróleo extranjero”.- George W. Bush
(Declaración, cuando el primer debate
presidencial, septiembre 3 del 2000
Hace apenas tres meses, el Gobierno federal recibió el reporte final de tres firmas internacionales de ingeniería donde se informaba que México sólo tenía petróleo económicamente explotable para 6.6 años, ya que las reservas probadas ascendían a 8 mil 438 millones de barriles al 1 de enero del 2008. Las certificadoras internacionales independientes DeGolyer and MacNaughton, Netherland Sewell International y Ryder Scott Company entregaron al director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, el informe de que México tendría crudo disponible para extraerse hasta mediados del 2014.
Inexplicablemente, el 8 de julio, el director general de Pemex informó a la Cámara de Diputados que el país contaba con reservas probadas para 9.2 años explotando a los ritmos actuales; aunque incluía una buena cantidad de reservas probables aún no desarrolladas que no se pueden extraer con la infraestructura actual.
En noviembre del 2003, la revista especializada Oil & Gas Journal publicó los trabajos de los expertos en “picos del petróleo” Duncan y Campbell sobre las reservas de los 42 principales países petroleros y las curvas de Hubert de algunas naciones, como México, donde el cenit de la producción petrolera se había alcanzado entre 2001 y 2002, por lo que pronosticaban que la extracción costeable de reservas duraría un máximo de 12 años, hasta el 2014, fecha que coincide con la de las tres expertas certificadoras de reservas que entregaron su reporte a Pemex en julio pasado.
Esa información se turnó a Felipe Calderón Hinojosa en febrero 12 del 2004, cuando era Secretario de Energía, quien señaló que las reservas apenas alcanzaban para 10 años, por lo que debían incrementarse las inversiones en nuevos yacimientos para que el país continuara “produciendo holgadamente petróleo y gas natural”. No obstante, jamás se informó al Congreso ni a la sociedad civil que el petróleo de México se había agotado para siempre.
Este “insignificante” detalle desapareció de todos los medios de comunicación durante cuatro años, en los que el Gobierno federal dilapidó las escasas reservas en el gasto corriente, hasta que en los primeros meses del 2008 surgió el problema de la escasez de petróleo en Estados Unidos, debido a la pésima administración del gobierno de George W. Bush.
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