Víctor Flores Olea
Al inicio de este año México parece un país sin perspectivas, no a la deriva porque está bajo el puño de los dueños del dinero, pero sí abandonado desde el punto de vista social, de las posibilidades de una democracia real, de una alternativa abierta para satisfacer las necesidades de la mayoría: educación, salud y trabajo. En estos y otros campos el desastre resulta abismal.
Algunos han dicho que seríamos merecedores de un nuevo pacto social que colmara las necesidades sociales y consolidara una alianza que se imponga a los factores adversos, desde el crimen hasta la impunidad y la corrupción. El gran problema es el círculo cerrado de los intereses que no se conmueven ante nada ni permiten la mínima apertura. Su perspectiva es la de la acumulación obsesiva sin miramiento a otras condiciones.
Es claro el díctum que prevalece: ganar dinero a toda costa y por el medio que sea. Tal es la causa de la profunda crisis económica que sacude al mundo, que es también una crisis social, política, cultural, digamos de valores, que es amplia como pocas veces antes en la historia.
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