Más de dos mil embarcaciones pesqueras en puertos de Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Yucatán iniciaron ayer un paro nacional en protesta por las afectaciones que ha sufrido ese sector a consecuencia de las alzas en los precios de los combustibles –principalmente el diesel– y la energía eléctrica, incrementos que han hecho prácticamente incosteable esa actividad económica y que se suman a otros factores nocivos, como la baja en la demanda de los productos marítimos, las pérdidas por el descenso en la producción –que oscilan entre 30 mil y 40 mil pesos por viaje, según la Cámara Nacional de la Industria Pesquera– y la pesca furtiva.
El descontento expresado por el sector pesquero del país es indicativo de las desastrosas consecuencias que han tenido para la población en general las directrices económicas de la actual administración. Tan sólo en 2008 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público decretó 33 gasolinazos –la mayoría sin previo aviso–, medidas con un componente claramente inflacionario que, en conjunto con los incrementos salariales raquíticos, la falta de empleo, la caída en las remesas y los nubarrones económicos internacionales, acabaron por configurar un escenario sumamente ofensivo para la economía popular.
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