Un juego perverso entre especuladores y autoridades financieras está teniendo lugar a la vista de todos. Se llama “péguenle al peso” y tiene por subtítulo “compren dólares subsidiados antes de las elecciones”.
El mecanismo de rescate del peso mexicano adoptado en octubre del año pasado, consistente en subastar hasta 400 millones de dólares diariamente cuando el peso se deprecie 2 por ciento o más en una jornada, se ha convertido en un estímulo perverso, o en una suculenta carnada para los tiburones de la especulación urbi et orbi.
El estímulo creado alimenta más el apetito por las divisas, no lo sacia ni lo calma. Las autoridades financieras, en el papel de cazadores de tiburones, pretenden mantener a raya a los escualos tirándoles trocitos de carne viva, pero a medida que se acercan, los pescadores entran en pánico y empiezan a tirar trozos más grandes de carnada, atrayendo al resto del cardumen. El mensaje que se manda es que en el Barco de México hay alimento abundante y a la mano, y no se alejarán hasta terminar con las sardinas…, no importa si tienen forma de pescadores.
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