Gustavo Gordillo
La ironía del sentido figurado en las declaraciones del secretario de Hacienda está en que, como señala en Reforma Enrique Quintana (06.03.09), un catarrito lo puede uno resolver hasta con medicina casera en tanto que un tsunami lo más que se puede hacer es correr hasta una colina para evitar que las olas te arrastren.
La paradoja de los consejeros electorales del IFE es que para tener sensibilidad social dicen que tienen que desobedecer la ley en medio de una danza de sueldos que resultan ser insultantes.
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