jueves, 5 de marzo de 2009

El oráculo de la muerte

Lydia Cacho
Plan B

Hace ocho años Esther Chávez Cano me dijo en Ciudad Juárez: “Hasta que no empiecen a matar muchos hombres el gobierno federal no se ocupará de la violencia en Chihuahua”. Esta experta feminista, quien destapó los feminicidios, es una de las que advirtió los vínculos entre la violencia contra las mujeres, la protección del Estado a los criminales y el resultante fomento de la impunidad para delitos de otra naturaleza.
Edgardo Buscalgia y el juez Carlos Castresana de la Organización de las Naciones Unidas dijeron reiteradamente que el nivel de desarrollo de un país se mide por la forma en que se trata a sus mujeres, y que los bajos niveles de protección ciudadana y altos niveles de corrupción en el sector público ponían en grave peligro a la población chihuahuense. El gobernador, indignado, se dedicó a desestimar la creciente violencia contra las mujeres como un termómetro de otras formas de violencia criminal.
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