Horizonte político
José A. Crespo
En un Estado de derecho, los gobernantes, políticos, autoridades y funcionarios públicos deben respetar la ley, pero ese no debe ser el único criterio para la toma de decisiones. Se espera que también se midan las consecuencias, sociales, morales, de sus decisiones. Es lo que Max Weber llamaba “ética de la responsabilidad”, que trasciende el mero apego a la norma y lo complementa, pues evalúa también las consecuencias públicas de cada decisión. En México, si los gobernantes pueden hacer y deshacer a placer, sin importar los límites legales (debido a la impunidad imperante), y dado que difícilmente se puede apelar a su responsabilidad ética, al menos esperamos que tengan una cierta “ética de la responsabilidad” weberiana. Pero todo indica que, ni siquiera cuando nuestros jerarcas públicos se mueven dentro del ámbito legal, atienden a ese otro elemento clave de la vida pública que es la prudencia política.
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