México, Distrito Federal a 15 de abril de 2009
Ciudadano Barack Hussein Obama
Presidente de los Estados Unidos de América
P r e s e n t e
Ciudadano Presidente Obama:
Llega usted a nuestro país en tiempos aciagos cuando la mayoría de nuestro
pueblo vive agobiado por la pobreza, el desempleo y la inseguridad.
Estos males, Presidente Obama, han sido causados por un grupo que se
apoderó del Estado para imponer una política de pillaje a costa del
sufrimiento de muchos y en detrimento del interés público.
Usted no debiera ignorar que la oligarquía imperante en México se conformó
al amparo de las falacias del modelo neoliberal y a partir de que un
Presidente ilegítimo, Carlos Salinas (1988-1994), entregó a sus allegados,
–especuladores, traficantes de influencias y políticos corruptos–,
empresas públicas, bancos y otros bienes del pueblo y de la nación. Al
paso del tiempo, estos personajes no sólo siguieron acumulando riquezas,
como no se ha visto en ninguna otra parte del mundo, sino que también
fueron adquiriendo poder político hasta convertirse en una élite dominante
que está colocada por encima de las instituciones constitucionales.
Además, son dueños o controlan los principales medios de comunicación y
fueron los que promovieron el fraude electoral de 2006 para impedir un
verdadero cambio e imponer a un pelele en la Presidencia de la República.
Como es obvio, a esta mafia no le ha importado el destino del país y mucho
menos el bienestar de la gente. Durante más de dos décadas, México ha
sido uno de los países con menor crecimiento en el mundo; desde 1983 se
desmanteló la política de fomento económico y de generación de empleos; se
dejó sin apoyo a los productores del campo, y se descuidó de manera
deliberada el sector energético para arruinarlo y justificar la
privatización de la electricidad y de la industria petrolera. El saldo del
vandalismo y de esta absurda política es realmente lamentable: nuestro
extraordinario pueblo ha sido condenado a la sobrevivencia o al destierro.
A los jóvenes se les ha cancelado el futuro pues no tienen oportunidades
de trabajo ni de estudios. Ya no hay movilidad social y ahora para salir
adelante sólo han dejado el camino de la migración y el de las conductas
antisociales. Millones de mexicanos viven hacinados, abandonados, enfermos
y sin seguridad social.
Presidente Obama: el hecho de hacer de su conocimiento esta tragedia no
implica de ninguna manera pedir su intervención en un asunto que habremos
de resolver los mexicanos en pleno ejercicio de nuestras libertades y
soberanía. Por fortuna existe en nuestro país un movimiento ciudadano
fuerte, pacífico y decidido a derrotar a la oligarquía para devolverle el
poder al pueblo y hacer valer la democracia.
Si nos dirigimos a usted es para exponerle que el fenómeno migratorio y la
inseguridad se han originado por causas políticas, económicas y sociales,
y es un error enfrentarlos sólo con medidas coercitivas, como si se
tratara de un pleito entre policías y bandidos.
Los muros en la frontera, las redadas, la militarización y las amenazas de
mano dura son recursos propagandísticos que en el mejor de los casos
atienden los efectos pero no resuelven el problema. La solución de fondo,
la más humana y eficaz pasa necesariamente por combatir la corrupción y la
pobreza; es decir, la tranquilidad, la seguridad y la paz social son
frutos de la justicia.
Asimismo, nuestro movimiento no permitirá ninguna “acción conjunta” que
conduzca a la instauración de un estado de sitio y a la violación
sistemática de los derechos humanos. Consideramos que la relación entre
nuestros países debe sustentarse en el respeto mutuo y en la cooperación
para el desarrollo.
Ciudadano Presidente Obama: ojalá usted tenga la virtud y la suerte que
tuvo en circunstancias parecidas ese gran estadista, el Presidente
Franklin Delano Roosevelt, quien supo devolverle la esperanza a su pueblo
y aplicó una política de buena vecindad con los países de América Latina y
el Caribe, y en particular con México.
Bienvenido a nuestro país.
Atentamente
Andrés Manuel López Obrador
Presidente Legítimo de México
Ciudadano Barack Hussein Obama
Presidente de los Estados Unidos de América
P r e s e n t e
Ciudadano Presidente Obama:
Llega usted a nuestro país en tiempos aciagos cuando la mayoría de nuestro
pueblo vive agobiado por la pobreza, el desempleo y la inseguridad.
Estos males, Presidente Obama, han sido causados por un grupo que se
apoderó del Estado para imponer una política de pillaje a costa del
sufrimiento de muchos y en detrimento del interés público.
Usted no debiera ignorar que la oligarquía imperante en México se conformó
al amparo de las falacias del modelo neoliberal y a partir de que un
Presidente ilegítimo, Carlos Salinas (1988-1994), entregó a sus allegados,
–especuladores, traficantes de influencias y políticos corruptos–,
empresas públicas, bancos y otros bienes del pueblo y de la nación. Al
paso del tiempo, estos personajes no sólo siguieron acumulando riquezas,
como no se ha visto en ninguna otra parte del mundo, sino que también
fueron adquiriendo poder político hasta convertirse en una élite dominante
que está colocada por encima de las instituciones constitucionales.
Además, son dueños o controlan los principales medios de comunicación y
fueron los que promovieron el fraude electoral de 2006 para impedir un
verdadero cambio e imponer a un pelele en la Presidencia de la República.
Como es obvio, a esta mafia no le ha importado el destino del país y mucho
menos el bienestar de la gente. Durante más de dos décadas, México ha
sido uno de los países con menor crecimiento en el mundo; desde 1983 se
desmanteló la política de fomento económico y de generación de empleos; se
dejó sin apoyo a los productores del campo, y se descuidó de manera
deliberada el sector energético para arruinarlo y justificar la
privatización de la electricidad y de la industria petrolera. El saldo del
vandalismo y de esta absurda política es realmente lamentable: nuestro
extraordinario pueblo ha sido condenado a la sobrevivencia o al destierro.
A los jóvenes se les ha cancelado el futuro pues no tienen oportunidades
de trabajo ni de estudios. Ya no hay movilidad social y ahora para salir
adelante sólo han dejado el camino de la migración y el de las conductas
antisociales. Millones de mexicanos viven hacinados, abandonados, enfermos
y sin seguridad social.
Presidente Obama: el hecho de hacer de su conocimiento esta tragedia no
implica de ninguna manera pedir su intervención en un asunto que habremos
de resolver los mexicanos en pleno ejercicio de nuestras libertades y
soberanía. Por fortuna existe en nuestro país un movimiento ciudadano
fuerte, pacífico y decidido a derrotar a la oligarquía para devolverle el
poder al pueblo y hacer valer la democracia.
Si nos dirigimos a usted es para exponerle que el fenómeno migratorio y la
inseguridad se han originado por causas políticas, económicas y sociales,
y es un error enfrentarlos sólo con medidas coercitivas, como si se
tratara de un pleito entre policías y bandidos.
Los muros en la frontera, las redadas, la militarización y las amenazas de
mano dura son recursos propagandísticos que en el mejor de los casos
atienden los efectos pero no resuelven el problema. La solución de fondo,
la más humana y eficaz pasa necesariamente por combatir la corrupción y la
pobreza; es decir, la tranquilidad, la seguridad y la paz social son
frutos de la justicia.
Asimismo, nuestro movimiento no permitirá ninguna “acción conjunta” que
conduzca a la instauración de un estado de sitio y a la violación
sistemática de los derechos humanos. Consideramos que la relación entre
nuestros países debe sustentarse en el respeto mutuo y en la cooperación
para el desarrollo.
Ciudadano Presidente Obama: ojalá usted tenga la virtud y la suerte que
tuvo en circunstancias parecidas ese gran estadista, el Presidente
Franklin Delano Roosevelt, quien supo devolverle la esperanza a su pueblo
y aplicó una política de buena vecindad con los países de América Latina y
el Caribe, y en particular con México.
Bienvenido a nuestro país.
Atentamente
Andrés Manuel López Obrador
Presidente Legítimo de México