miércoles, 15 de abril de 2009

“Tengo 4 kilos de culo”

Política cero
Jairo Calixto Albarrán


México es una nación de conflictos, más que sociales, políticos o económicos, culinarios. Hemos pasado de la Guerra de los Pasteles, el Efecto Tequila y la lucha por la enchilada completa a la batalla por las hamburguesas. Por una razón sólo atribuible al proverbial puritanismo chauvinista que nos agobia, se han desatado los escándalos por la publicidad de Burguer King que promociona su Mexican Whooper, donde se puede apreciar a un vaquero foxiano y a un chaparrito enmascarado (por lo menos ya no metieron el sombrerote charro) que representa a los mexicanos. De qué nos espantamos si esta imagen es la que de manera tradicional han tenido los yanquis de nosotros; lo verdaderamente extraño es que hubieran recurrido a un personaje que masque vidrio, baile tango y tenga chicas de a montón. Claro que si lo hubieran hecho, éste trabajaría en Sólo para mujeres y no de gerente de una multinacional.
Si ya estamos acostumbrados, ¿por qué tanto melodrama ranchero?

Por la misma razón que en el mundo entero la opinión pública se muerde el reboso ante la aceptación del presidente paraguayo, Fernando Lugo, de que en su papel de obispo de la Iglesia católica engendró una niña: por ser más cursis que rudos.
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