JOSé GIL OLMOS
MÉXICO, D.F., 1 de abril (apro).- En las últimas semanas hemos sido testigos de la campaña electoral basada en el narcotráfico que tanto el gobierno de Felipe Calderón como su partido, el PAN, han desplegado para ganar las elecciones del próximo 5 de julio.
En la batalla electoral, esta estrategia, como cualquier otra, es válida, pero en la guerra contra las drogas nada se gana, por el contrario, se pierde, pues además de alterar los ánimos de la sociedad, saldrán a relucir las profundas fracturas y debilidades de varias instituciones que no sólo han sido derrotadas, sino infiltradas por el poder del narcotráfico, entre ellas todos los partidos, sin excepción alguna.
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