jueves, 30 de abril de 2009

Las dudas

JOSé GIL OLMOS

MEXICO, D.F., 29 de abril (apro).- En Italia, a una buena amiga le han cancelado esta semana dos reuniones con unos amigos (uno de ellos francés) desde que se supo que en México había surgido el virus de la influenza porcina. Ella lleva meses en Roma y sospecha que la cancelación de las reuniones es por el simple hecho de ser mexicana.

La ignorancia o la falta de información, como quiera verse, es una de las peores cosas que pueden ocurrir en momentos de emergencia, como el que ahora vivimos en la ciudad de México, con el brote del virus.

Desde que el jueves pasado a las 11 de la noche Felipe Calderón salió a decir que el virus porcino había afectado a ciertos sectores de la población, comenzaron a surgir múltiples versiones del origen, evolución y los efectos de esta enfermedad viral.

El manejo fascista del problema epidemiológico prendió el pánico y la psicosis social que hoy vivimos. La falta de una información certera y confiable nos llevó a comprar miles de cubrebocas pensando que con eso ya estábamos protegidos sin tomar en cuenta que su efectividad era de apenas un par de horas.
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