Luis Linares Zapata
El (des)gobierno del señor Calderón sangra a raudales por diversos lados, vitales algunos de ellos para la buena marcha de una administración. Para ocultarlos o, al menos, desviar la debida atención sobre ellos, desata, a través de su partido, una agresiva campaña difusiva que a pocos beneficia. Los daños colaterales de esta irresponsable forma de sacar raja electoral son mayúsculos. Pero el PAN, a través de su acólito iracundo, insiste, con fingido coraje, en contrariar al PRI y su abultada carga de pasado. En el proceso los panistas reciben el manipulado auxilio de influyentes medios de comunicación. El motivo seleccionado por el cuarto de guerra blanquiazul es la lucha contra el crimen organizado en su vertiente del narcotráfico. Confiados en éxitos pasados, extienden su campaña a otros terrenos de gran sensibilidad y peligro para un priísmo que se ha negado a cambiar y padece grave parálisis junto a profundas divisiones internas.
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