México, Distrito Federal
Miércoles 15 de abril de 2009
* Envía el presidente legítimo de México una misiva al mandatario estadunidense
* Debe sustentarse la relación bilateral en la cooperación y el respeto mutuo, subraya
* Se manifiesta por un trato de buena vecindad con las naciones latinoamericanas
El movimiento en defensa de la soberanía nacional “no permitirá ninguna acción conjunta” de los gobiernos de estadunidense y mexicano que conduzca a la instauración de un estado de sitio y a la violación sistemática de los derechos humanos en nuestro país, aclaró el presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, al presidente de los Estados Unidos de América, Barack Hussein Obama.
En una misiva dirigida al mandatario del vecino país del norte, López Obrador consideró que la relación bilateral “debe sustentarse en el respeto mutuo y en la cooperación para el desarrollo.
Confió en que el presidente Obama aplicará una política de buena vecindad con México y las naciones de América Latina y el Caribe, como lo hizo en su momento aquel “gran estadista”, el presidente Franklin Delano Roosevelt.
El presidente legítimo de México expuso en el documento de referencia, que se entregó en las oficinas de la embajada de los Estados Unidos, que la visita de Obama a territorio nacional se produce en “tiempos aciagos cuando la mayoría de nuestro pueblo vive agobiado por la pobreza, el desempleo y la inseguridad”.
Los mencionados “males, presidente Obama, han sido causados por un grupo que se apoderó del Estado para imponer una política de pillaje a costa del sufrimiento de muchos y en detrimento del interés público”, afirmó.
Luego explicó que la “oligarquía imperante en México se conformó al amparo de las falacias del modelo neoliberal y a partir de que un presidente ilegítimo, Carlos Salinas (1988-1994), entregó a sus allegados, –especuladores, traficantes de influencias y políticos corruptos–, empresas públicas, bancos y otros bienes del pueblo y de la nación”.
Y, al paso del tiempo, “estos personajes no sólo siguieron acumulando riquezas, como no se ha visto en ninguna otra parte del mundo, sino que también fueron adquiriendo poder político hasta convertirse en una élite dominante que está colocada por encima de las instituciones constitucionales”, añadió.
Hizo énfasis en que a los miembros de la mafia de la política no les ha “importado el destino del país y mucho menos el bienestar de la gente. Durante más de dos décadas, México ha sido uno de los países con menor crecimiento en el mundo; desde 1983 se desmanteló la política de fomento económico y de generación de empleos; se dejó sin apoyo a los productores del campo, y se descuidó de manera deliberada el sector energético para arruinarlo y justificar la privatización de la electricidad y de la industria petrolera”.
En consecuencia, prosiguió, “el saldo del vandalismo y de esta absurda política es realmente lamentable: nuestro extraordinario pueblo ha sido condenado a la sobrevivencia o al destierro. A los jóvenes se les ha cancelado el futuro pues no tienen oportunidades de trabajo ni de estudios. Ya no hay movilidad social y ahora para salir adelante sólo han dejado el camino de la migración y el de las conductas antisociales”.
Por si fuese poco, millones de mexicanos viven hacinados, abandonados, enfermos y sin seguridad social, agregó.
Sin embargo aclaró que “el hecho de hacer de su conocimiento esta tragedia no implica de ninguna manera pedir su intervención en un asunto que habremos de resolver los mexicanos en pleno ejercicio de nuestras libertades y soberanía. Por fortuna existe en nuestro país un movimiento ciudadano fuerte, pacífico y decidido a derrotar a la oligarquía para devolverle el poder al pueblo y hacer valer la democracia”.
También expuso a Obama que “el fenómeno migratorio y la inseguridad se han originado por causas políticas, económicas y sociales, y es un error enfrentarlos sólo con medidas coercitivas, como si se tratara de un pleito entre policías y bandidos”.
Aseguró que “los muros en la frontera, las redadas, la militarización y las amenazas de mano dura son recursos propagandísticos que en el mejor de los casos atienden los efectos pero no resuelven el problema”.
Para López Obrador “la solución de fondo, la más humana y eficaz pasa necesariamente por combatir la corrupción y la pobreza; es decir, la tranquilidad, la seguridad y la paz social son frutos de la justicia”.
Hizo énfasis en que a los miembros de la mafia de la política no les ha “importado el destino del país y mucho menos el bienestar de la gente. Durante más de dos décadas, México ha sido uno de los países con menor crecimiento en el mundo; desde 1983 se desmanteló la política de fomento económico y de generación de empleos; se dejó sin apoyo a los productores del campo, y se descuidó de manera deliberada el sector energético para arruinarlo y justificar la privatización de la electricidad y de la industria petrolera”.
En consecuencia, prosiguió, “el saldo del vandalismo y de esta absurda política es realmente lamentable: nuestro extraordinario pueblo ha sido condenado a la sobrevivencia o al destierro. A los jóvenes se les ha cancelado el futuro pues no tienen oportunidades de trabajo ni de estudios. Ya no hay movilidad social y ahora para salir adelante sólo han dejado el camino de la migración y el de las conductas antisociales”.
Por si fuese poco, millones de mexicanos viven hacinados, abandonados, enfermos y sin seguridad social, agregó.
Sin embargo aclaró que “el hecho de hacer de su conocimiento esta tragedia no implica de ninguna manera pedir su intervención en un asunto que habremos de resolver los mexicanos en pleno ejercicio de nuestras libertades y soberanía. Por fortuna existe en nuestro país un movimiento ciudadano fuerte, pacífico y decidido a derrotar a la oligarquía para devolverle el poder al pueblo y hacer valer la democracia”.
También expuso a Obama que “el fenómeno migratorio y la inseguridad se han originado por causas políticas, económicas y sociales, y es un error enfrentarlos sólo con medidas coercitivas, como si se tratara de un pleito entre policías y bandidos”.
Aseguró que “los muros en la frontera, las redadas, la militarización y las amenazas de mano dura son recursos propagandísticos que en el mejor de los casos atienden los efectos pero no resuelven el problema”.
Para López Obrador “la solución de fondo, la más humana y eficaz pasa necesariamente por combatir la corrupción y la pobreza; es decir, la tranquilidad, la seguridad y la paz social son frutos de la justicia”.