En una época de crisis y transición hegemónica como la que vivimos, son frecuentes, riesgosos y patéticos los desfases y los cruces entre una realidad que cambia estructuralmente y la terquedad de inercias con su retórica, paradigmas e intereses que corresponden a situaciones históricas que se desvanecen o mutan con inusual ímpetu. Son desfases que exigen atención porque afectan áreas críticas y conexas: economía, política y seguridad.
Con un retroceso del PIB mexicano del 5 al 6 por ciento es de alta explosividad social la ausencia de políticas anticíclicas vigorosas y generalizadas que apoyen al aparato productivo, a su sector industrial, agropecuario, de servicios y responda a la baja demanda interna y externa asociada a la crisis económica y financiera mundial.
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