Control de daños a control remoto: apenas habían pasado unas horas de la difusión de fragmentos de la entrevista que le concedió a Carmen Aristegui, cuando se puso en marcha —dicen que desde Londres— la operación de control de daños. Miguel de la Madrid fue llevado a desmentirse, a argumentar con lucidez que su condición de salud le impide articular un discurso coherente. Deplorable papel del ex presidente.
Sus acusaciones sobre la corrupción de los hermanos Salinas —graves, severas— son relevantes por el perfil del emisor —no es cualquier cosa que un ex presidente hable de otro—, pero también por ser el responsable de haber escogido como su sucesor a Carlos Salinas. Empero, a diferencia de las revelaciones precisas, exactas, de Carlos Ahumada en Derecho de réplica, éstas carecen de solidez y contundencia y están salpicadas de frases como: “me parece”, “es posible”, “no recuerdo exactamente”.
Miguel de la Madrid no aporta un solo dato nuevo; todo lo que dice es, desde hace muchos años, vox populi: que Carlos Salinas abusó del poder; que detrás de cada privatización, concesión o privilegio hubo un beneficio para él o su familia; que Raúl Salinas cobraba una comisión por sus gestiones y tenía vínculos con narcotraficantes…
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