En días pasados un ex alumno de posgrado, Tonatiuh T. González V., me envió una propuesta atendible para las próximas elecciones. No la cito en su totalidad porque es extensa, pero sí algunas de sus partes sustantivas.
Tonatiuh partió de una consideración insoslayable en estos tiempos: que hay descontento más o menos generalizado hacia los políticos y sus partidos. Y añadió: Varios analistas políticos han defendido el derecho de los electores a anular el voto para mostrar su inconformidad, mientras que otros advierten que no se puede ignorar la realidad, ya que algún candidato ganará para posteriormente [ser representante], al mismo tiempo que la anulación, al igual que sucede con la abstención, iría en beneficio de algunos partidos y en detrimento de otros. Y propuso otra opción: “Los electores mexicanos podrían ir a votar por el candidato o partido de su preferencia pero manifestando públicamente su inconformidad con los políticos a través de múltiples manifestaciones creativas y cívicas, que además no están prohibidas por el Cofipe
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