Ojo por ojo
Álvaro Cueva
Ya, en serio, ¿qué hay detrás de la campaña Vive México, de Felipe Calderón? Ese cuento de que se trata de una estrategia para revitalizar el turismo en nuestro país no se lo cree nadie.
¿Por qué? Porque así no se hacen las campañas de promoción turística. Punto.
Por si usted no tiene ni idea de lo que le estoy contando, déjeme lo pongo brevemente en antecedentes.
Hace unos cuantos días, Felipe Calderón reunió en Los Pinos a un “selecto” grupo de luminarias del espectáculo nacional como Fernando del Solar y Omar Chaparro para que lo respaldaran, junto a varios empresarios, intelectuales y deportistas, en la presentación de Vive México (favor de no confundir con Vamos México).
¿Qué es Vive México? Se supone que una campaña de spots e incentivos para que nuestro país vuelva a ser la potencia turística que fue antes de la influenza. Se supone. Fin de los antecedentes.
Yo nada más le pregunto: si usted fuera un turista japonés en potencia y viera a Rafael Araneda o a Sebastián Rulli invitándolo a venir a México, ¿vendría?
¡Por supuesto que no! ¿Quiénes son Rafael Araneda y Sebastián Rulli en el universo del espectáculo global para que su sola presencia haga que millones de turistas internacionales paren, de un día a otro, en Cozumel o en Mazatlán? Nadie. Es más, ni siquiera son mexicanos.
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