Arnaldo Córdova
Muchos, muchísimos de los problemas que se están presentando en las elecciones y, previsiblemente, muchos que se presentarán en lo que resta de la justa, se deben, y casi todos lo reconocen, al deplorable funcionamiento de nuestras instituciones electorales, el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Ese deficiente funcionamiento prohija, a querer o no, infinidad de sospechas y de incertidumbres de toda clase entre todos los protagonistas del evento. Su comportamiento, en particular, con los grandes monopolios televisivos es fuente de controversias que nadie puede aclarar o resolver. Se supone que la última instancia, para ello, sería el TEPJF; pero resulta que los mismos consejeros del IFE cuestionan sus resoluciones.
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