Los actos de corte abiertamente fascista con los que el gobierno de facto de Felipe Calderón está manipulando el proceso electoral de 2009, con la intención de hacer prevalecer al PAN por sobre los demás partidos, y tratar de apoderarse del poder político a nivel local, siguen degradando la vida política de México, dañando a la economía y exacerbando la ira popular.
1. La mascarada seudolegal pactada por Calderón con Jesús Ortega para imponer con un fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a Silvia Oliva –aliada de Los Pinos– por sobre la lopezobradorista Clara Brugada –abanderada del movimiento popular–, como la candidata del PRD a la jefatura delegacional de Iztapalapa, con vistas a que el PAN se apodere de la capital en 2012, ha sido tan burda que ha terminado por desenmascarar a los dos cómplices.
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