martes, 29 de septiembre de 2009

La farsa de los procesos electorales. El voto legitima lo que los poderosos deciden antes

1. El 90 por ciento de las veces, desde hace muchas décadas, la gente ha creído y dicho ingenuamente que el día de las elecciones, en las urnas, se elige y se realiza el fraude. De manera ilusa ha pensado siempre que vota con libertad, que decide sin que nadie influya en ella y que el problema es que no cuentan bien los votos y que hacen fraude.

No se da cuenta de los hilos que desde los medios de información, las encuestas, la iglesia, en la calle y en la empresa remueven sus mentes durante meses, y sus pies y manos a la hora de depositar su voto. Mientras sale satisfecha por "votar libremente" en los más altos mandos del país (en la presidencia, en el gobierno de EEUU, en el alto clero y entre los dueños de las empresas y medios de información) ya cuentan con las listas de quienes obtendrán los cargos en el gabinete, las Cámaras y las alcaldías.

2. Una vez el presidente Salinas, en 1994, fue más descarado y cínico: Reunió a los 50 hombres más ricos de México y les dijo: "Señores, durante mi gobierno han ganado los cientos o miles de millones que han querido; ahora ante el peligro que el PRI pierda la presidencia les pido que cada quien entregue 25 millones de pesos o más para nuestra campaña política". Uno de los más ricos se dirigió a sus colegas: "Yo he recibido mucho y daré el doble de lo que me piden, espero que lo mismo hagan todos ustedes".
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