José Gil Olmos
MEXICO, DF, 20 de enero (apro).- En las últimas semanas, la Iglesia católica mexicana y el Partido Acción Nacional (PAN) se han volcado literalmente para denostar la decisión de aprobar legalmente las bodas gay en el Distrito Federal.
Y han tomado el asunto como si fuera la “madre de todas las batallas”, pero en realidad lo están usando políticamente para golpear al PRD y al gobierno capitalino de Marcelo Ebrard.
Para la Iglesia y el PAN, cuyos orígenes están precisamente en las filas del catolicismo más conservador del país, no hay peor pecado que la unión de dos hombres o dos mujeres.
No es “normal” ni “natural”, sostienen con argumentos que parecen recuperados de los tiempos de la Santa Inquisición.
En el púlpito y en las curules legislativas, religiosos y panistas han levantado barricadas para detener a quienes se atreven a atentar contra las leyes divinas y de la “naturaleza”, sobre todo cuando ya se habla de que las parejas gay pueden adoptar niños o niñas para formar nuevas familias.
Si hubiera una nueva reedición de los pecados capitales, seguramente incluirían las uniones del mismo género en la lista de las acciones que merecen el infierno.
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Y han tomado el asunto como si fuera la “madre de todas las batallas”, pero en realidad lo están usando políticamente para golpear al PRD y al gobierno capitalino de Marcelo Ebrard.
Para la Iglesia y el PAN, cuyos orígenes están precisamente en las filas del catolicismo más conservador del país, no hay peor pecado que la unión de dos hombres o dos mujeres.
No es “normal” ni “natural”, sostienen con argumentos que parecen recuperados de los tiempos de la Santa Inquisición.
En el púlpito y en las curules legislativas, religiosos y panistas han levantado barricadas para detener a quienes se atreven a atentar contra las leyes divinas y de la “naturaleza”, sobre todo cuando ya se habla de que las parejas gay pueden adoptar niños o niñas para formar nuevas familias.
Si hubiera una nueva reedición de los pecados capitales, seguramente incluirían las uniones del mismo género en la lista de las acciones que merecen el infierno.