María Teresa Jardí
Los miserables, no se les puede llamar de otra manera, legisladores a modo del sistema, que son los únicos que tenemos en el país, avalaron una Ley GESTAPO para control del movimiento social, que les aterra. Se saben corruptos y les aterra que la sociedad se dé cuenta de que se puede y se vale y se deben poner los candados incluso para tener verdaderos representantes del pueblo en el Congreso de la Unión como el Poder garante de la expresión ciudadana.
Tan ocupados estaban cuidándose de la sociedad pensante que no se ocuparon --tan corruptos también todos ellos y tan tocado que está el Legislativo, como el Judicial, al igual que el Ejecutivo. Es lo malo de apostarle al fraude para sumarse a una usurpación destinada a acabar cubierta de mierda y ahogada en charcos de sangre. Igual de corruptos todos, aunque unos reciban a cambio carretadas de dinero y otros sólo, y como limosna, un plato de lentejas-- de la delincuencia que al interior de los cuerpos policíacos se iba aglutinando y la que hoy rebasa al país de mala manera.
Dejémonos de farsas. No hay que buscar más. En la policía, que no tenemos, y en el desmantelamiento ético de las instituciones antaño procuradoras de justicia están los secuestradores y los asesinos, los que ejecutan personas y los que torturan a quien protesta, los criminales a sueldo del sistema que un usurpador encabeza. Y como además el usurpador es gafe y como no tiene lo que hay que tener, entre otras cosas legitimidad, para gobernar y menos aún un país de suyo tocado por la estupidez congénita de su antecesor proveniente de la misma derecha panista, los secuestros y los asesinatos se tornan impensables incluso para el vecino país ante el que se encuentra Calderón de rodillas.
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