Tribuna Campeche
Opinión C A M P E C H E
La otra cara
Hubert CARRERA PALI
El tema de la seguridad pública ha tocado las fibras más sensibles de la estructura del poder político. La renuncia de Roberto Campa Cifrián a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de Seguridad Pública, luego del artero crimen del hijo del empresario Alejandro Martí, parece que por fin ha puesto a pensar a Felipe Calderón, quien al arribar a su segundo año de gobierno la voz unánime de los mexicanos le otorga una calificación negativa.
La incapacidad de Felipe Calderón para gobernar el país ha convulsionado la tranquilidad de los mexicanos, quienes hoy le exigen paz y justicia y la renuncia de los ineptos del gabinete presidencial, que por cierto pululan por donde se quiera ver.
Y qué paradójica la vida, porque la demanda más sentida de un ¡ya basta a la inseguridad!, no vino de las masas sociales, a esa que poco o nada de caso suelen hacerle nuestras autoridades, vino de la élite, de la cúpula empresarial, de esa que ostenta los grandes privilegios del dinero y la política. De ahí la reacción inmediata de Felipe Calderón, para buscar desesperadamente una solución al gravísimo problema del crimen organizado, que inevitable teje sus telarañas en todo el país.
Por donde se quiera ver y ni espulgando hay algo de positivo en dos años de este gobierno. Todo está lleno de falacias y discursos huecos e insensibles, que incluso insultan la inteligencia de los mexicanos. Si no observe usted en uno de los mensajes que dirigió en cadena nacional con motivo de su segundo Informe, donde Felipe Calderón destacó que la economía mexicana está estable, fuerte y que incluso el precio de las gasolinas está tres veces más barata en nuestro país que en los Estados Unidos.
Con el debido respeto, señor Presidente, esos mamotretos que usted lee en televisión sólo causan risa y como consecuencia son motivo de burla, pues ¿cómo se atreve a comparar una economía de primer mundo con una como la nuestra que está profundamente resentida y deteriorada gracias a su “bondad” de imponer impuestos y más impuestos que sólo dañan a quienes menos tiene?
Señor Presidente ¿será que el mexicano común y corriente goza de excelente salario como para pagar diariamente más de siete pesos por un litro de gasolina? Ni Pinocho lo cree, ¿verdad? Seguramente en su amnesia haya olvidado que la gran mayoría de los mexicanos perciben menos de dos salarios mínimos que no les alcanza ni para bien alimentar a su familia.
Esas son de las cosas que decepcionan a un pueblo, cuando su autoridad es más que incapaz y pretende burlar la inteligencia de millones y millones de mexicanos, por eso no en vano cada día son más las voces que aclaman y le exigen que usted se vaya a descansar, admita su incompetencia y que no puede con el paquete. El saco le ha quedado demasiado grande.
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