Gustavo Leal F.*
Con la estampa huecamente celebratoria que rodea sus continuistas acciones de “gobierno”, en ceremonia solemne Calderón signó indebidamente –el 14 de julio– un esquema de jubilaciones y pensiones para los trabajadores de nuevo ingreso que, como con la “reforma” del ISSSTE, les hunde su futuro pensionario.
Ese día también creyó ver “revertida la tendencia histórica a anteponer siempre el conflicto y el empeoramiento de las cosas y la inviabilidad financiera que comprometía a la institución misma”.
Pero, ¿quién diagnosticó esa inviabilidad? El panista Fox y el tecnócrata Levy frente a una dilatada cúpula sindical incapaz de derrumbarlo; “diágnóstico” del cual se sirvieron cómodamente los panistas Calderón-Molinar y la tecnocracia hacendaria de Carstens.
Sentado a su izquierda –después de Carstens–, acompañaba a Calderón el doctor Valdemar Gutiérrez Fragoso, secretario general del SNTSS, quien después de “autofacultarse” en el dantesco congreso sindical realizado en Mérida (octubre de 2007) todavía se atrevió a comunicar que “hemos optado por cerrar el paso a la vía legislativa, que lo único que provoca es el debilitamiento de nuestra fuente de trabajo”, aunque ahora busque afanosamente –como Elba Esther Gordillo– curules “para” los trabajadores de la seguridad social. “No entiendo cómo un sindicato tan poderoso como el SNTSS no esté representado en la Cámara de Diputados”, comunicó enfáticamente en abril.
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