Por Gilberto Balam Pereira
Maestros peninsulares, a apoyar
Desde antes de entronizarse como gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, del grupo Atlacomulco, había dado señales de su ambición por llegar a la silla presidencial, para lo cual no tuvo empacho en establecer conexiones, entrarle al tráfico de influencias, pasar por sobre principios como la defensa del ladrón ex gobernador Arturo Montiel y de comenzar a invertir unos 60 millones de pesos al año para promover su imagen en Televisa. En su estrategia de sumar fuerzas, anexó al grupo Atlacomulco a gente de carroña como Salinas, Ulises Ruiz el gobernador de Oaxaca, a Mario Marín de Puebla, a Emilio Chuayffet y a otros sórdidos personajes. De la misma manera, se ha servido a su antojo del sector magisterial estatal, cuyos integrantes han llegado hasta el tope por las imposiciones, autoritarismo y demás arbitrariedades del golden boy. Pero no olvide Peña Nieto que la fuerza del magisterio “mata carita”.
La gran mayoría de los maestros mexiquenses sindicalizados se proponen crear a capa y espada un nuevo sindicato independiente a los intereses abyectos de la “maistra” Elba Ester y, por supuesto, del gobierno del Estado.
Suficientes pruebas tienen estos maestros para acusar al gobernador de hechos delictuosos, como obstaculizar la formación de un sindicato opuesto al oficial, falsedad de declaraciones judiciales, ejercicio indebido del servicio público, coalición de servidores públicos, etc.
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