LILIA ARELLANO
ESTADO DE LOS ESTADOS.
“El estado es un inmenso cementerio al que van
a enterrarse todas las manifestaciones de la
vida individual”: Mijail Bakunin
* Crisis política+económica=desestabilización.
* AI exhorta a Calderón a investigar la matanza.
* Luis Echeverría, culpable: Comité del 68.
* Q. Roo ejemplo de diálogo con el magisterio
* “La Herradura” otro “negocito” para “Greg”
México, DF., 2 de octubre (LA JORNADA) La combinación de diversos factores que conformaban un peligroso cóctel de crisis política, económica, violencia estatal y desestabilización, provocó hace 40 años que el movimiento estudiantil de 1968 pusiera en entredicho los avances del México surgido a raíz de la revolución de 1910, en cuanto a aspectos sociales, económicos y democráticos, frenados por un Estado autoritario. Los paralelismos con la actual situación del país son espeluznantes: crisis económica derivada no sólo de la crisis financiera de los Estados Unidos sino de la impericia del gabinete calderonista y su errónea política económica que sólo genera miseria; violencia generalizada propiciada y promovida por el Estado y acaparada por peligrosas bandas de criminales que lo desafían abiertamente y lo superan en movilidad y resultados; y una total impericia de los integrantes del gobierno federal para hacer frente a estos retos internos y hasta externos, factores que combinados ponen sobre la mesa un serio riesgo de desestabilización política, que puede llegar incluso a la destitución de Felipe Calderón.
El movimiento estudiantil fue brutalmente reprimido por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz el 2 octubre de 1968, lo que ahogó en sangre los impulsos democratizadores emergentes en las instituciones de educación superior y empujó a la aparición de la guerrilla en la década de los 70s., también brutalmente reprimida y acotada, a la que han insistido desde las esferas oficiales en ligarlas posteriormente a la aparición de la narcoviolencia y la industria del secuestro que imperan impunemente desde el inicio de los gobiernos panistas, primero con Vicente Fox, y ahora con Felipe Calderón han llegado a un grado y un extremo inimaginable.
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