viernes, 3 de octubre de 2008

“Todo es posible en la paz”

Francisco Rodríguez
Indice Político

Para Gerardo Fuentes Nájera. Con un abrazo

Philip Agee (1935-2008), ex agente de la CIA --quien después se transformó en su crítico--, llegó a México como espía en 1967 con la fachada de organizar intercambios culturales durante los XIX Juegos Olímpicos. En su libro Dentro de la compañía, Diario de la CIA, escribió: "En México el gobierno mantiene a nuestro enemigo común (la izquierda y los soviéticos) bastante bien controlados con nuestra ayuda-- y cuando el gobierno no da abasto, la estación (de la CIA) por lo general puede hacerlo por su cuenta".
Y aunque la intervención del gobierno estadounidense en la matanza de la Plaza de las Tres Culturas ha quedado más que documentada, es muy probable que el mismo Agee no trabajara en las operaciones más delicadas de México, por ejemplo las que vinculan directamente al gobierno de Lyndon B. Johnson con la masacre de Tlatelolco. Pero Agee sí relata que la CIA intercambiaba a diario informes de espionaje con sus enlaces más importantes. Uno de esos contactos era el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, cuya relación con la CIA era "supremamente cercana" y de la cual recibía costosos regalos, describe Agee.
Otro contacto importante era Luis Echeverría, quien como secretario de Gobernación tuvo a su cargo directo la masacre. Echeverría fue el siguiente presidente del país. Los archivos de la CIA sobre las organizaciones y actividades estudiantiles y de izquierda eran muy superiores a las del gobierno, dice Agee. Con la información de la CIA la policía hizo numerosas redadas y arrestos.
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