Salieron principalmente dos marchas: una desde la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el sitio histórico donde ocurrieron los hechos de sangre hace 40 años, y otra desde Chapultepec. Contingentes de todas las instituciones de educación pública se reunieron y alternaban consignas con integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Desde Chapultepec, partió el comité 68 y las Redes Universitarias, junto con contingentes de las instituciones de educación superior.
La UNAM, el IPN; la UAM, la UACM, Chapingo, la Escuela Normal Superior, y las normales rurales, sostenían carteles con demandas como la liberación de los presos políticos, no al cierre de las escuelas normales, no a la privatización de PEMEX, y también se expresó la solidaridad con los movimientos latinoamericanos y se rindió homenaje a los estudiantes asesinados en Ecuador, a manos del gobierno de Álvaro Uribe.
También las caricaturas se hicieron presentes: desde muñecos de papel de china imitando a Calderón, a Díaz Ordaz, a Elba Esther Gordillo, hasta esténciles y dibujos en el piso y las paredes. Pero la exigencia principal, fue el alto a la represión, que no se repita nunca lo que ocurrió hace 40 años y sobre todo, que no se detenga la lucha popular.
La marcha estuvo integrada con una devastadora mayoría por jóvenes estudiantes, la nueva generación que ha de avanzar con la lucha que hace 40 años se gestó con la conquista de libertades civiles y la demostración de que la juventud es la generadora de nuevas formas de convivencia.
“Te lo dije, te lo dije, no te metas de maestro, te la pasas todo el día exigiendo tus derechos”, “Estudiar y aprender para el pueblo defender”, “Educación primero al hijo del obrero, educación después al hijo del burgués, ecuación privada se va para la chingada”, “El que no brinque es porro”,“...avanza, avanza, avanza y no se cansa la lucha popular en América Latina” eran algunos gritos de guerra de los estudiantes.
En el centro de la atención estuvieron los integrantes del Comité 68, que marchaban ayudados por sus bastones con el puño en alto. “Este puño sí se ve”, gritaban al unísono, rodeados por la nueva generación. En el hemiciclo a Juárez, se detuvieron a guardar un minuto de silencio por los asesinados y desaparecidos de hace 40 años. La marcha detuvo su paso y las consignas, para continuar después con más fuerza.
Las calles del centro y la Avenida Juárez se llenaron de pintas, dibujos, grabados y esténciles, tan diversos en su técnica y mensaje como la misma marcha.
Sin embargo, ésta vez los grupos porriles se mezclaron en la marcha para hacer la nota roja: robos a comercios en el centro, vidrios rotos, petardazos, enfrentamientos con los granaderos del Distrito Federal nublaron el espíritu de la marcha y se caldearon los ánimos cuando comenzaron las detenciones.
Inclusive hubo policías vestidos de manifestantes listos para detener a los más agresivos. Los observadores de derechos humanos estuvieron analizando y observando las detenciones.
Así, la marcha se atoró a una cuadra del punto de reunión, que era la plancha del Zócalo, donde comenzó el mitin. Tardaron otros 40 minutos en entrar los contingentes después de los disturbios, y la marcha recobró su sentido.
Alrededor de las 8 de la noche, comenzó otro enfrentamiento a la puerta de la Jefatura de Gobierno del DF, donde aproximadamente 50 jóvenes con el rostro cubierto se valieron de los palos de banderas, ramas de árboles arrancadas, sprays con encendedor y petardos para acorralar a los granaderos, que tenían orden de no reprimir, durante casi una hora hasta que llegaron los refuerzos y comenzaron nuevamente las detenciones y las corretizas. Conforme sucedía esto, la plancha se fue vaciando y al final terminó el mitin en una confusión generalizada. Por momentos, se veían muchos más fotógrafos que muchachos en los enfrentamientos aunque la concentración estaba a 100 metros de los disturbios
Es necesario difundir esta información porque en los medios de comunicación se le quiere quitar mérito a toda la conmemoración, alegando que los estudiantes no sabemos qué sucedió el 2 de octubre hace 40 años y que somos una bola de vándalos. Es curioso cómo reivindican a la generación del 68 denostándonos a las nuevas generaciones, siendo que hemos marchado juntos, y luchado por las mismas causas. Por eso es que, muchas cosas habrán cambiado desde ese entonces, pero los medios de comunicación nunca lo han hecho aunque quieran mostrarse más abiertos al tema de las luchas populares.