Denise Dresser
¿Qué pasaría si hoy se repitieran los eventos del 2 de octubre de 1968? ¿Qué ocurriría si al hijo de cualquier lector lo acribillaran mañana en la calle? ¿Cómo respondería el sistema jurídico en estos tiempos? ¿Qué tipo de investigación emprendería el Ministerio Público? ¿Cuál sería el comportamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o de la PGR?
¿Qué posición asumirían la Comisión Nacional de Derechos Humanos y su titular, José Luis Soberanes? ¿Qué tipo de cobertura le darían las televisoras al caso? ¿Acaso el andamiaje institucional actual reaccionaría ante la impunidad de manera distinta a como lo hizo entonces?
Probablemente no, y ese es el problema que aqueja a México 40 años después de un episodio que muchos han querido enterrar. Pero al hacerlo contribuyen a que el pasado sea presente. A que la impunidad de antes se repita ahora.
Alguna vez Vaclav Havel escribió que para poder ver las estrellas había que descender hasta el fondo del pozo. Para cambiar la realidad es necesario conocer la verdad sobre ella y eso implica saber de dónde venimos y cómo llegamos hasta aquí. Pero en México el escrutinio del hoyo negro en el cual se ha convertido nuestro pasado es aún una tarea pendiente.
Ante la guerra sucia del pasado prevalecen las incógnitas del presente. Ante los abusos de ayer persisten los abusos de hoy. Al lado de las familias deshechas de 1968 está parada de la familia de Fernando Martí, entre tantas más. Pasa el tiempo y el esclarecimiento se convierte en una demanda de ciudadanos ignorados, en una colección de hojas marchitas, en una amnesia obligada.
Una amnesia peligrosa, porque como dice la frase célebre de George Santayana, "aquellos que se olvidan del pasado están condenados a repetirlo". En México hubo y hay muertos y heridos producto de la violencia desde el Estado. En México hubo y hay perseguidos y desaparecidos.
Allí están sus rostros desfigurados, sus narices rotas, sus ojos amoratados, sus familiares desesperados. Aunque Miguel Nazar Haro lo niegue, aunque Luis de la Barreda lo haya logrado eludir, aunque Luis Echeverría no quiera reconocerlo, aunque Ulises Ruiz haya logrado escabullirse, aunque la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado haya fracasado, aunque los responsables de Atenco no hayan pagado un precio por lo que provocaron.
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